El marketing sensorial emplea los cinco sentidos para crear sensaciones y emociones en el consumidor y las oficinas de farmacia que lo utilizan invitan a sus clientes a oler, ver, saborear y escuchar para que el proceso de compra sea una experiencia única.
La iluminación, que suele ser una de las partes más descuidadas de la oficina de farmacia, influye bastante en la actitud y el estado de ánimo del cliente. Necesitamos diseñar espacios donde se filtre de forma artificial y genere tonalidades para crear zonas llenas de vida.
El color ideal es la luz neutra 4000K, ya que resulta agradable y equivalente a la del sol en horario de mediodía. Debemos tener en cuenta que es un error no planificar la iluminación y realizar la instalación con luz plana. Como la primera impresión es la que cuenta, la luz debe de estar presente en cada uno de los rincones de la farmacia.
Se recomienda que el escaparate tenga una iluminación propia y dinámica para facilitar la creación de distintos escenarios según la época del año. No olvidemos que su función es captar la atención y lograr que los clientes entren. Para planificar la luz del escaparate es fundamental analizar el entorno en el que se ubica la farmacia, prestando atención a los rótulos exteriores y a la fachada.
Experiencia de compra
Una vez que se ha captado la atención del transeúnte con la fachada y el escaparate, hay que conseguir que el cliente que entre en la farmacia entienda las diferentes zonas, cada una con su propia iluminación, para crear el ambiente perfecto.
No hay un patrón estándar para diseñar la iluminación en el interior de la zona de ventas, pero debe ser acorde a la estrategia general de la oficina de farmacia, teniendo en cuenta la arquitectura del local, el mobiliario, la imagen corporativa… Todo ello debe ser acorde al concepto de farmacia que se quiera transmitir al cliente.
Zonas diferenciadas
Para potenciar la experiencia de compra y crear ambientes en sitios puntuales, hay que tener en cuenta que existen zonas diferenciadas y unidas a la iluminación: productos, escaparates, rebotica, decoración, mobiliario y luz general e indirecta. Los espacios con luz tenue relajarán a los clientes, pero los productos se perderán en los lineales sin luz que los resalte. Sin una iluminación general dominantepodemos crear diferentes ambientes y destacar ciertas zonas, consiguiendo que el cliente se muestre más curioso y atento.
Las zonas destinadas a cosmética e infantil se deben diferenciar del área más profesional y asistencial. En cosmética, la luz debe proporcionar unos colores naturales del producto a exponer. No hay que caer en el error de incorporar tonalidades muy frías o cálidas, ya que provoca sombras sobre los productos. Además, debemos tener en cuenta que la luz fría da sensación de limpieza, frescura y orden.
Ya hay algunas farmacias que potencian la zona de mostradores, donde se ofrece una atención farmacéutica y asesoramiento personalizado, mediante la colocación de grandes lámparas a modo de lucernarios. Una de las ventajas que ofrece esta iluminación es la de facilitar la visualización de la zona de dispensación en oficinas de farmacia donde esta se sitúa al fondo desde el acceso a la misma